7 mar 2012

GOBERNANTES Y GOBERNADOS

¿Estamos viviendo una crisis de la política? En estos dos últimos años se han impuesto en dos países europeos gobiernos dirigidos por tecnócratas, grupo de expertos que no son elegidos democráticamente por el pueblo. ¿Deberían las personas de estos países elegir si quieren esto o no?

Juan Bautista Bergua, filólogo, traductor y crítico literario, afirma en la noticia preliminar del libro ‘El Príncipe’ de Maquiavelo que hoy día parece haberse progresado políticamente, pero solo en apariencia, pues no se han conseguido evitar ni las guerras ni las injusticias estatales. Bergua se cuestiona el avance del mundo desde los tiempos de Maquiavelo y dice que las cosas están igual que antes, pero ahora en mayor escala por el crecimiento social.

En la época en la que España iba bien y todos teníamos crédito libre para comprar más de lo que podíamos, nadie se quejaba, pero ahora que el saco se ha roto y no hay trabajo, ni crédito ni ingresos… ahora buscamos culpables.
Parece que mientras dura el ‘pan y circo’ todos somos felices, no pensamos que esto se pueda acabar, pero ¿y los gobiernos? ¿Acaso no lo veían venir?
En ‘El Príncipe’, Maquiavelo dice que el “príncipe que no conoce los males sino cuando ya no es tiempo de prevenirlos, no es verdaderamente prudente”.
El gobierno debería establecer medidas de regulación en época de bonanza para cuando venga la sequía económica. Ahora que ya estamos en crisis también entendemos que se tengan que tomar medidas, pero es legítimo pedir que no se dañe el estado del bienestar.

Siento que nuestra sociedad está perdiendo sus ideales en detrimento del dinero. En la última crisis económica, los políticos han sido más cuestionados que nunca y se han visto obligados a elaborar leyes que van en contra de sus principios políticos. Maquiavelo dice que “si el Estado está acostumbrado a la libertad y a sus leyes, aquel que se ha apoderado de él para conservarse debe arruinarle, habitar allí y dejarle sus leyes”. En esta crisis económica en la que ya estamos arruinados, la Unión Europea dictamina el cauce a seguir sin importar el partido político que esté al frente del gobierno en nuestro país y sin importar la ideología.
También se ha criticado mucho la poca transparencia comunicativa de los gobiernos. Es necesario que los políticos gobiernen para el pueblo y que expongan los hechos a la sociedad. Maquiavelo dice que a la hora de aprobar nuevas leyes hay que examinar “si para obrar tienen necesidad de emplear la persuasión o si pueden poner en juego la fuerza”, y dice que en el primer caso no triunfan, pero en el segundo es raro que no triunfen. Ahora el PP tiene mayoría absoluta, pero se debe dialogar y negociar con los demás partidos y agentes sociales para tomar medidas necesarias y buenas para la sociedad.

Si la unión hace la fuerza, tanto el partido que gobierna como la oposición y otros agentes sociales deberían colaborar por el bienestar de la sociedad. Según Maquiavelo, “su fuerza como Estado, tanto mayor cuanto mayor sea este Estado”. Por otra parte, tampoco es bueno que un mismo partido permanezca durante mucho tiempo en el poder. “Es en la antigüedad y en la larga duración de un gobierno donde se pierden tanto los recuerdos como las posibles ocasiones de un cambio”, afirma Maquiavelo.

Al frente del Estado tiene que haber gente preparada y con estudios para dirigir debidamente un país. “Llegar a príncipe de simple particular hace suponer, de antemano, o suerte o talento… aquel que cuenta menos con la suerte será el que mejor se sostenga”, dice Maquiavelo. Además, Maquiavelo también afirma que “uno de los puntos más importantes y que da medida de la prudencia de los príncipes es la elección de sus ministros. Cuando los ministros son hábiles y fieles, se le cree siempre prudente (al príncipe), cuando no los son, esta primera elección hace siempre que se le juzgue desfavorablemente”.

Maquiavelo decía que para mantenerse en el poder había que actuar con despotismo y maldad, como hacían los príncipes que pone como ejemplo: César Borgia y Fernando ‘El Católico’. Pero, ahora que la sociedad no es ignorante, ahora que en democracia ya no nos pueden gobernar a través del miedo o por la fuerza, los políticos deben cambiar. La fuerza de la opinión pública puede derrocar a los gobernantes que no actúen bien. No obstante, esto es más complicado en países dictatoriales en los que el tirano actúa con violencia hacia su propio pueblo. La situación política y social ha cambiado en casi todo el mundo y está cambiando a partir de la conocida como ‘primavera árabe’. Ahora la sociedad exige compromisos. Para vivir en sociedad, es necesario disponer de estado y de interés público.

Lo que Maquiavelo pretendía con su obra ‘El Príncipe’ era enseñar el modo de fundar un Estado y para ello se basó en lo que veía y ocurría en su época. Así, Maquiavelo dice que “un príncipe debe esforzarse por hacerse una reputación de bondad, de clemencia, de piedad, de fidelidad a sus compromisos y a la justicia… pero también permanecer suficientemente dueño de sí como para desplegar cualidades contrarias cuando ello es conveniente”.
Hoy día los partidos políticos no pueden alcanzar el poder si no es por el pueblo, por eso sugiero que trabajen para la sociedad no en apariencia, sino decididos a mejorarla.

El ‘maquiavelismo’ sigue existiendo hoy día, así se explica cómo países aparentemente democráticos cometen atrocidades en otros países que no son el suyo.
Sin embargo, lo ‘maquiavélico’ de la política también está presente en el sistema electoral que favorece a los dos grandes partidos de España, PP y PSOE, los cuales se suceden cada cierto tiempo. Como dice Juan Bautista Bergua, el pueblo es como una veleta que gira hacia donde soplan los vientos cambiantes.
Muchas de las tácticas que describe Maquiavelo todavía se emplean, pues la hipocresía se ha extendido y todavía muchas personas se mueven por tráfico de influencias o favores.
Maquiavelo dice que “es preciso ser príncipe para conocer bien la naturaleza de los pueblos, y pueblo para bien conocer la de los príncipes”. Ahora es posible tener esta doble perspectiva y esperamos que quien gobierne lo haga mirando hacia la sociedad.
Maquiavelo llama ‘principado civil’ al gobierno que recibe el poder del pueblo y dice: “Aquel, pues, que ha sido elevado al principado civil por el favor del pueblo debe esforzarse en conservar su afecto”. “No hay mejor fortaleza que el afecto del pueblo”, afirma.

La sociedad tiene que exigir que se mejore, pues si hacemos caso a Maquiavelo cuando dice que “aquel que tiene por real y por verdadero lo que sin duda debería tener, pero que desgraciadamente no es, corre a una ruina inevitable”, seguiríamos viviendo como en el Medievo. Por esto es importante que el príncipe lea la historia, como dice Maquiavelo, para corregir los errores del pasado. “Los príncipes que regulan su conducta con los tiempos, raramente son desdichados, mientras que la fortuna cambia para aquellos que no saben adaptarse a ellos”, asegura Maquiavelo. Por tanto, no nos queda más que, como dice Maquiavelo, “esperar los beneficios del tiempo”.

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