En la habitación de un hotel de provincia, del que es dueño Don Rosario, Dionisio se dispone a pasar su última noche de soltero. Pero allí, también se alojan unos artistas que tienen una vida totalmente diferente a la de Dionisio. Tras una disputa entre éstos, Dionisio conoce a una bailarina llamada Paula, quien al verlo con tres sombreros de copa en las manos, pensó que era un malabarista. Dionisio, le siguió la corriente diciendo que se llamaba Antonini. Al final, todos los artistas van a parar a la habitación de Dionisio y preparan una fiesta en la que Dionisio se olvida de su matrimonio, mientras que Margarita, su novia, al no saber de él, lo llama preocupada.
En la fiesta todos se lo pasaban bien e incluso Dionisio y Paula habían empezado a enamorarse. Buby, jefe del ballet, viendo lo que ocurría entre los dos, habló con Paula para recordarle que los dos vienen de mundos diferentes y que la labor de ella era obtener dinero de los hombres, no enamorarse de ellos. Sin embargo, Paula no le hace caso y sigue con Dionisio. Los dos se encuentran muy a gusto juntos, pero de repente Buby que lo está viendo todo, empuja a Paula y ésta cae inconsciente al suelo. Después, suena la puerta, Dionisio esconde a Paula y en la habitación se presenta Don Sacramento, padre de Margarita, que ante su preocupación acudió al hotel. Don Sacramento le pide explicaciones a Dionisio y le establece unas normas para poder casarse con su hija. Dionisio intentando disimular lo que había pasado, acepta estas condiciones y Don Sacramento sale de la habitación, pero Paula, que se recuperó, lo había escuchado todo, por lo que Dionisio le contó la verdad y le confesó su amor por ella. Pero Paula, acostumbrada a los desamores, no lo acepta al saber que se va a casar y le da su sombrero de copa para la boda. Después, entra Don Rosario en la habitación para llevarse al novio y Paula escondida se despide de él. Cuando ya todos se han ido, Paula coge los sombreros y los lanza al aire volviendo a sonreír.
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